Para qué reinventarse a los 50
¿Te has parado alguna vez a pensar en el significado de las llamadas crisis de los 40 o los 50? ¿A qué puede deberse?
Para empezar es llamativo la cantidad de personas que, con esa edad, sienten la necesidad de provocar o generar un cambio en su vida . Me da la sensación de que es algo más habitual de lo que pensamos y que podría estar más relacionado con la evolución y la madurez de las personas que con otros motivos.
Este lo podemos entender si nos fijamos en la cantidad de personas que toman un rumbo en su vida a la edad de 25 años más o menos . Con esa edad se suele elegir una profesión, y un estilo de vida. En el mejor de los casos ese “estilo de vida” continuará en la misma dirección los siguientes 15 ó 20 años : se establece una vivienda, una familia, una profesión….
Si nos dejamos llevar por la corriente de esa "vida cómoda” , nos podemos encontrar de repente con que somos una persona de unos 45 años de edad , viviendo una vida que se había planificado con 25 años.
Pero ¿qué pasa si la persona con 45 años tiene inquietudes distintas que cuando tenía 25 años? ¿qué pasa si su objetivo en la vida ha cambiado? ¿qué pasa si sus valores han cambiado, y lo que antes le servía para vivir en armonía ahora no es suficiente?
Es en ese momento cuando se puede producir una necesidad de ruptura con lo anterior, una redefinición de vida; es cuando la persona, en muchos casos, puede necesitar reinventarse y vivir el segundo capítulo de su vida, acorde con los valores que tiene en ese momento. Y estos valores no tienen por qué ser iguales a los que tenía con 25 años.
¿Conoces a alguna persona que le haya sucedido esto? ¿Cuántas personas cambian de profesión en la franja entre los 40 y los 50 años? ¿Cuántos divorcios se producen en ese momento vital?
Por experiencia propia puedo decir que en ese momento de la vida es posible que lo que más convenga es hacer una pausa, un parón, y reflexionar en serio acerca de cual es el rumbo que queremos dar a nuestra vida. Porque con esa edad aún nos pueden quedar muchos años por delante como para seguir dejándonos llevar.
Imagínate que estás dentro de un río, y que la corriente te lleva, pero que ya no quieres seguir ese rumbo. Por mucho que te empeñes en nadar a contracorriente no vas a poder cambiar el rumbo de esa manera. ¿No será más fácil, en ese momento, salir del río, ir a la orilla, descansar, reflexionar, y coger el afluente del río que quieras seguir a partir de ese momento?
Si pensamos que, con 50 años , aún nos pueden quedar otros 25 más de vida (aproximadamente los mismos que llevamos trabajando). ¿No merece la pena, por lo menos, darnos la oportunidad de plantearnos qué queremos hacer a partir de ese momento? Puede que la elección sea volver al mismo río en el que estábamos, o no. Pero por lo menos habremos sido conscientes de nuestra elección.
Si quieres salir de tu río por una temporada, descansar en la orilla, y volver eligiendo un afluente distinto (o no) yo puedo acompañarte, porque he pasado por lo mismo.












